Capitulo Segundo, los acompañamientos, la parte humana de la erupción

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Dias después de lo descrito en el Primer capítulo , y con la impotencia de la inactividad y del no poder ayudar a las familias que lo estaban perdiendo todo, no parábamos de darle vueltas a la cabeza para ver como podíamos ayudar, al fin y al cabo éramos cientos de personas que podíamos hacer mucho y en las primeras horas del volcán, no pudimos hacer nada, de hecho la orden era de no acercarnos a menos de 2 kilómetros de la fisura eruptiva.

De repente, y tras varias presiones al Pevolca y al Puesto de mando, se opta por hacer, lo que durante varios meses llamamos «los acompañamientos» o «las norias», y esto consistía en lo siguiente:

Todo el operativo de emergencias de La Palma y los medios que venían de fuera, hacíamos una cola de vehículos y las personas que tenían una vivienda en la zona de exclusión, hacia otra, de esta manera, cada persona iba a sacar sus últimos enseres acompañado por un medio propio del operativo de seguridad, que ademas de ayudar a cargar enseres, tenia contacto directo con el puesto de mando para cualquier eventualidad; allí habían retenes de incendios, vigilantes, voluntarios de protección civil, Aea, Alfa Tango, etc, bomberos y Agentes de Medio Ambiente, que no solo ejercían la labor de acompañamiento sino también la de organizar todo el operativo cuando el personal del CECOPIN no podía. Desde aquí quiero hacer una mención especial a todos y cada uno de los trabajadores del Cecopin, unos profesionales y un personal siempre dispuesto y que ponía sentido común en determinados momentos y se hacia cargo de la emergencia cuando los verdaderos responsables a veces no se sabía donde estaban, ya que contactar con ellos mediante emisora, a veces se hacía difícil.

Así veíamos el volcán cuando desalojábamos las casas

El verdadero drama del volcán lo pudimos ver los que realizamos los acompañamientos; acompañábamos a gente que, en los primeros días, y debido a la cercanía de la lava, solo tenia 15 minutos para sacar de su casa lo que les había costado toda una vida obtener, fueron momentos duros, momentos en los que el operativo cargábamos enseres muchas veces entre lagrimas y tragando saliva para no dejar ver a los ciudadanos que también lo pasábamos mal, incluso había gente en el operativo que su casa ya había sido sepultada por la lava y estaba ayudando a sus vecinos a sacar sus cosas.

Muchas veces la gente abría la puerta de su casa y se quedaba bloqueada, porque no sabía que coger. Nosotros les recomendábamos que cogieran papeles importantes y fotos antiguas, cosas que no pudieran recuperar, una tele se podría volver a comprar, pero una foto de tus hijos cuando eran pequeños o de tus padres ya fallecidos no la ibas a poder recuperar una vez pasada la lava.

Nos encontramos de todo, de gente que solo recogía papeles o gente que en los últimos 15 minutos en su casa cogía hasta los paquetes de garbanzos que habían comprado días antes en el supermercado; en ese momento te dabas cuenta que mucha gente tenia poco, y se iban a quedar sin absolutamente nada.

Hubo gente que observando el humo de la lava cerca de su casa nos pedía que los abandonáramos allí, que habían luchado toda la vida y que ya no tenían ganas de comenzar de nuevo, evidentemente en ese momento dejábamos atrás los miedos por el Covid 19 e hicimos de los abrazos el arma más fuerte frente al volcán. Ibamos por la calle y veíamos gallinas en sus corrales o perros amarrados, intentamos soltar y meter en nuestros vehículos todo lo que pudimos; pero todas esas noches nos acostábamos muy cansados, pero con la angustia de poder haber hecho algo más, fueron momentos duros.

Muchas veces íbamos a echar de comer animales que estaban lejos de la colada pero dentro de la zona de exclusión, aún tengo ganas de ir a volver a ver a esos animales que aunque ignorantes de lo que pasaba, nos miraban con generosidad cuando nos veían, o al menos eso pensaba yo.

Burro al que fuimos a dar de comer en la zona de Puerto Naos

En estos momentos, emocionalmente duros e intensos te das cuenta de lo mejor del ser humano, pero muchas veces, también de lo peor. En uno de los acompañamientos, el primer día, cuando no parábamos ni siquiera para comer, me toca un acompañamiento, del cual no veo a las personas que estaban dentro del coche. Cuando los acompaño, llego al centro del ya desaparecido Todoque y salen del vehículo dos políticos de primera linea de La Palma, muy relajados salen del vehículo , me saludan, y yo les pregunto que donde tenían la casa, que había poco tiempo, y me comentan que no, que ellos allí no tenían casa, que solo se acercaban a la zona de exclusión porque tenían que hacer unas declaraciones y unas fotos allí; imaginen mi cara, hacía 5 minutos estaba sacando con mis manos las ultimas pertenencias de una pareja de mas de 80 años que ciertamente lo iban a perder todo y en ese momento estaba haciendo de escolta a varios políticos que iban a hacer postúreo en la zona del volcán. Creo que ha sido la única vez que he perdido los papeles por la emisora en mis casi 20 años de carrera como personal de emergencias, pero dejé claro que era la última vez que iba a dejar de acompañar a un afectado para acompañar a un político a hacerse una foto.

Otra cosa que me llamó la atención los primeros días, era como medios de comunicación nacionales, se metían hasta la cocina mientras la gente sacaba sus últimas pertenencias, ¿por que a esa gente se le dejaba pasear por la zona de exclusión y no a los particulares?, es algo que nunca entenderé, pero eso se acabó al tercer día, el puesto de mando prohibió entrar a los medios dentro de la zona de exclusión, y fue por ésto, por el abuso de los primeros días. De la misma manera que vi este comportamiento de medios nacionales, nunca vi a la Televisión Canaria meterse donde no debía, y eso facilitaba las cosas.

Podría escribir un libro de todas las experiencias en los acompañamientos, cada visita era una historia diferente, cada día vivimos 12-15 películas intensas, y prácticamente todas muy tristes.

Yo personalmente y pese a que tengo poca memoria, recuerdo cada casa que visité, recuerdo incluso lo que saqué de cada vivienda y las personas que acompañé, de hecho mientras el Cabildo aportaba fotos aéreas del avance de la colada, yo iba haciendo el seguimiento de las viviendas que había ayudado a desalojar. Sin quererlo creamos una relación que perdurará en el tiempo.

Volcán activo mientras desalojábamos casas que sabíamos que iban a desaparecer

Los acompañamientos en la zona mas cercana a la colada eran de escasos 15 minutos, poco a poco y mientras nos alejábamos de la colada y pasaban los días el tiempo se iba alargando, excepto en algunos momento que hubo peligro, y tuvimos que salir corriendo,

pero eso ya se los cuento otro día.…